viernes, 11 de septiembre de 2009

Puente de las penas:

Flotamos sobre ruinas de naves terrestres, incandescente y desgarrante atmósfera; metálico y acuoso es el sol que nos derrite.

Estáticas han pertenecido allí por muchos aluviones sin aves aguachentas, han soportado diluvios de lágrimas saladas, huracanes de flores y ráfagas de llantos felices. Enero nos canta la célebre estatua de pétalos de plata, que fina y trenzada se entrelaza en la enredadera de nuestra épica historia. Espíritus bolivianos explotan su sien en la profundidad de su tumba, gritan y estallan. El suelo nos cuenta del poder y los poemas de minera extirpada, de campesinos y sangre en sus bocas, del sudor y arenas rasguñadas, de los ángeles que se posan en los vientos, del mar que protege, flotando aún, entre la aspereza del sonido marino.

Ruinas de llantos arquitectónicos, puente surrealista de manos que enlazan ramas sobre los hombros del obrero. Hachas y lanzas de pájaros de cobre, carretas y casas de litio fragmentan el grave brillo del sol, y el criminal rose con la ultravioleta de las nubes quiebran el brillo del esfuerzo fiero-animal-humano.

Todo se contracta.

Andesita rojiza vuela entre las nubes del desierto, en círculos hilaban la circunferencia de la gran ciudad épica; entre piedras y rocas ígneas, entre el suelo y el aire que se separan. Sentados estuvimos en la religión cultural, sobre montañas de largos brazos, sobre la tierra fina y grueso estandarte, desteñidos museos y casinos de inherentes actos, coetáneos monumentos que en estatuas nos guardan como sortija de cimientos y granizos; serafines amaneceres antofagastinos

-Mientras, todo se sigue contrastando.

lunes, 31 de agosto de 2009

Domingo de Espumas


Y surtió el sol, el encuentro fue fugaz y los rayos nacieron desde el fondo de los cerros y témpanos misteriosos, recelos del domingo. Invocados a dios, fruimos el silencio que ya se derretía entre espesos de la alfombra de pétalos y bellos rostros, que nos transportaban a viva voz hacia el infierno más exquisito. Llegamos al palacio preparados ya para el vómito sustantivo, nació el verbo entre el grito que se hizo nebulosa hacia cual fue mi garganta más profunda (nerviosa). El respiro abortó en el centro cuando de par en par nacieron nuestras caricias a la cultura… fue apoteósico.

Sonámbulos, andantes y zombies arrancaron e intentaron devorarnos… pues fue simple objeción de nuestros pies que rodearon nuestros ojos. Pues el asimétrico rostro se desfiguraba entre el aturdido que esfumó todo el ritmo, que debíamos construir en culturales ojos de torbellinos.

Dimos el paso, la tierra tembló, o fueron las rodillas estables quienes entonaron el sostén de pies dormidos, pues del domingo nos hablaron los mares, los barcos fantasmas y piratas de escarlatas. Vimos estatuas vestida de árido color blanco, quienes se acercaron y revistieron nuestra mente desnuda, de anticultura, pues la sabiduría era nuestra única aliada. Nos revelaron íntimos recuerdos sepultados ya por varias décadas, el hueso podrido, y mineral blando, el cabello acuático, nuestra risa étnica guardada en bellos frascos de arena remota.

Caímos la mañana, los ojos despiertan, nuestra boca sedienta, pues de arcilla-cultura estaban hechas las gaviotas norteñas. Llegaban insomnios, pequeños que dormían el silencio, al ras más sombrío volaban insignias del saber.

Llega la señora y el campesino, llega el resfrío y el aliento más bello, llega la bolsa, y llegan las maletas, llega la mente, también hechas de gelatina esponjosa. Dos estatuas de greda esperan risueñas en la puerta ancha y hostil, dos bomberos de agua fotografían al flash de chorros llenos de sueños, otros dos de aire hipnotizan los huesos que se espesan con tenazas de alambre y púas de cactus rebeldes… fue el momento más tenso cuando el tsunami presuntuoso comenzaba a yacer en nuestra experiencia como cuerpo, y vida cultural.

La vida sigue entre las ramas del campo verde, fluorescentes vestidos de carbón, de seda carpanta, de bellos matices; como escoltas del cielo fortuito. Se acababa la función, se apagaban las luces del semáforo pintado en sepia, pues el recinto se cierra, pero se ha abierto el local presunto entre las nubes, nuestras neuronas chocan, se electrocutan, forman el diamante más precioso; nuestra sabiduría cultural en el día en que las gaviotas cantan, y muere la ignorancia.

Nuestro guía semáforo.

Todo se consume, el camino de la historia se convierte en memorias que profundizan nuestras neuronas. Entonces ahora queremos mas, crear nuestra propia historia, cosechando lo ya visto… con los inicios en las manos, inicios que perduraran siempre.
Acomodamos los pasos sobre el crujiente pasadizo de tan ancestrales construcciones, hicimos de ese primer encuentro un vaivén de sugerencias y melosas respuestas. Caímos ante la expresión misma de un mundo veloz que se sobrepuso ante los obstáculos filosos, esta Antofagasta viva que avanza cual caníbal navegante, ahora soportando el contemporáneo mundo; se filtra, sigue avanzando, cruje y sigue avanzando…

Los semáforos en forma de estrellas se confían siempre de iluminar el caos, la subcultura se origina, se mezcla, se pule y homogeniza en los retratos de nitrato. Nuestro pueblo desolado hoy se despierta entre montañas, y nosotros aquí le inundamos de bellas imágenes que en algún tiempo estuvieron enterradas, pero que hoy se deslumbran todas sobre el crepúsculo que les empantana.

Respiremos lo que hoy se desdobla, e invoquemos la escena que debe estar sobre el foco que les inspira buenos tiempos, de cultura y puro oxígeno.

martes, 18 de agosto de 2009

Despiertos.

Dentro de este gran abismo que nos merodeaba, también estaba la ráfaga de viento que nos saludaba. Las golondrinas de los más altos cerros de Antofagasta, los lobos cautivos que nos saboreaban el clima más vivo y sol nutriente. Rodeados de cactus fluorescentes que pestañaban a la aurora, esa que entrega fuerza e intriga voladora.

Vimos culturas, vimos el fuego dentro de la hoguera dulce. Vimos los campos inhóspitos, vimos el bostezo del alba. Vimos los gritos y los ritos, vimos la caras pintadas de señuelos futuristas, vimos a Antofagasta muerta, pero viviente que suspira.

Reproduciendo la mente, recordamos campamentos llenos de esferas sostenidas por miradas. Recordamos el poniente que nos habla metafóricamente de ella y aquél, de él que corrió por la arena… aún así, sin faltar nadie por quién contar. Contó el volcán y el aluvión bellas y frescas alarmas, contó la atmósfera limpia y alta, bien alta como los pies y sesos Antofagastinos.

La rueda, gran rueda de nuevos desafíos que nos esperan, el arcángel histérico nos grita el futuro, cementerios etéreos durmientes, pero vivos. La mina volcada, nos habla Chuquicamata, viejos zombies, nuevas almas dormidas en salitre. Hoy, despiertos corazones que comentan Antofagasta, que ya se desarrolla y se baña en el inmenso mar que nos implora.

["La primera imagen representa un collage fotográfico donde se inspira todo el mundo de ayer y hoy, que se logró pincelar en la bella Antofagasta. Todo el aspecto cultural, social se ve reflejado específicamente en rostro de diferentes clases, como también campamentos de la región, y varios de los edificios que dan imagen contemporánea en la actualidad a la región. En síntesis, son aspectos que nos identifican como ciudad, la disciplina como sociedad, la minería en economía, y la cultura de vida que nos asemeja.

En la segunda imagen se ve el arte de La Región. Se trata de una técnica bastante peculiar de interpretar las cosas.
Toques de abstractismo, surrealismo,
cubismo y la esencia misma inspirada en varios
segmentos de la región, que se encuentran
acopladas en algunas de las paredes de la ciudad
(esta se encuentra cerca del Museo de Antofagasta.) ..."]

jueves, 13 de agosto de 2009

Realismo Escénico .


Los cuentos que nos relatan miles de historias, rostros que nos rodean y sin gritar nos hablan de místicos vuelos; es grandioso ver en hojas hostiles caras de sepulcros que respiran a papel sepia. Mitigantes imágenes, paganos suspiros, esfuerzos, castillos, letras y éxitos que vuelan y se mezclan con tormentas y crepúsculo que nacen de la leyenda.

Ostentosos fragmentos, cristalinos muelles que transportan agua y torrenciales de chispas refulgentes. Es tan frágil y fluorescente que encandila mis pasos, mi respiración, mi presión que sube entre los aires de miradas escénicas y acuosas sonrisas que cicatrizan la pared de toda nebulosa y collares de tempestad lúgubre.

Fue fúnebre, pero realista a mi vista que desnudó mi mente…

[...Esta Imagen representa la vetusta Antofagasta. Donde los ciudadanos simbolizaban a la clase más baja de esta. Se muestra los vendedores ambulantes, los que fueron registrados en un inscrito que identifica a los habitantes principales de esta región; cargos, oficios etc. ]

lunes, 10 de agosto de 2009

Tétricos Inicios


Las miramos tétricas y estáticas, allí estaban siendo vistas por acongojados ojos. Nos nublamos, por momentos creímos ser parte del nuevo universo, ser la esencia del mundo; ignorando la gruesa fibra de los nítidos inicios.

Figuras se marcaban en el aire, fueron las conversaciones a vozarrones negros que guiaban a nuestros pasos. Así los vimos, a los inicios tendidos y terrosos tras un cristal dramático, bajo estos cielos milenarios, bajo esta Antofagasta cargada de magia e historia.

Nosotros por nuestra parte respetamos el ritmo de este espacio, acentuamos lo ya transcurrido… eso que nos marco, eso que nos hizo lo que somos. Hablo de la arenosa tierra fértil de este angosto y explosivo mundo; así en este instante tomamos nuestras manos, pues somos los inicios… somos Antofagasta.



[…Estos son residuos de cadáveres, donde fueron encontrados en gran parte de los desérticos lugares inhóspitos de la Región. Fueron utensilios de pruebas de investigaciones. A través de estos descubrimientos se es capaz saber cuales eran las costumbres, los climas de ése instante, las situaciones de supervivencia y existencia, enfermedades, y más.]

viernes, 7 de agosto de 2009

Orígenes de un Universo.


Fue una instancia tan mecedora, donde los cuerpos desnudos formaban la naturaleza como paso y siembra de su miel. Rasguñar miradas perdidas y pagadas con fragmentos de porcelana, valijas, arena y desierto; nuestra historia y reconstrucción del origen de nuestro universo.
Ostentosos surten las herramientas dóciles, cálcicas y acuosas; tan poderosas como ritos de noches en chozas, donde cubridos por el sol logramos revivir y encantar todos los movimientos paganos de poesías que tornan su historia deambulatoria. El mar esta vez se torna en sosiego, donde los trenes nadan como peces sobre el océano frígido y pacífico, transportando sus más poderosos diamantes de algas y ostias, que nos hablan de sueños náuticos con gritos de esperanzas; de ahí viene nuestro nombre, el sueño de Antofagasta.






“…El descubrimiento del salitre en 1866 y su exportación a través de La Chimba hace que el presidente Mariano Melgarejo decidido fundar una ciudad en este lugar, la que bautiza el 20 de Febrero de 1869 como Antofagasta. Con el descubrimiento de la plata de Caracoles, el poblado se desarrolla con ímpetu, recibiendo capitales como inmigrantes, muchos de ellos chilenos, además el tendido del ferrocarril en 1873 consolida el proceso inicial del asentamiento...”